ESTÍMULO Y APOYO DESDE LOS VÍNCULOS MÁS ÍNTIMOS
La familia es, sin ninguna duda, la principal fuente de estímulos que tiene una persona desde la infacia y pasando por la pre y adolescencia, para desarrollar con éxito sus estudios. Además, la vida familiar es el entorno que más influye para acompañar, con equilibrio emocional y seguridad afectiva, ese desarrollo académico. Una metodología imprescindible que sirve para ayudar a nuestros hijos e hijas es participando e involucrándonos como padres, en todo lo que sea positivo para elaborar mejores condiciones de estudio.
Algunos de las bases fundamentales desde las que podemos actuar son éstos:
- Un ambiente adecuado predispone al trabajo intelectual (el ambiente que nos rodea influye en además en el comportamiento).
1.1. Se aprende por imitación y se estimula y motiva con el ejemplo. El ambiente en casa es como nosotros queramos hacerlo. Algunas preguntas que conviene plantearnos:
- ¿Somos selectivos con la televisión?
- ¿Dedicamos parte de nuestro tiempo libre a leer?
- ¿Comentamos temas relevantes o de interés, proyectos familiares… con nuestros hijos e hijas?
- La casa no debe convertirse en una segunda escuela, pero debe coordinarse con ella.
2.1. Hay que procurar autonomía en el estudio. Los padres deben ofrecer colaboración, orientación y asesoramiento ante las dudas, pero nunca suplantar el trabajo del estudiante.
2.2. Demostrar que lo que ocurre en la escuela importa en casa.
- No reprochar solo lo negativo, no es bueno hacerlo ya que es un lenguaje agresivo, es buena la asertividad y por ello es necesario que valorar sobre todo lo positivo.
- Afrontar los conflictos con serenidad.
- Huir de las descalificaciones personales. Si hay algún problema, abordarlo como un reto a superar.
- Mantener una actitud reflexiva y de escucha activa ante los resultados académicos. No considerarlos como un juicio personal. El alumno/a, además de estudiante, es una persona con muchas facetas a considerar.
- Asistir a las reuniones programadas de la escuela o colegio.